martes, 3 de mayo de 2016

SOLO UNA CARTA


En estos momentos de mi vida, lo único que deseo es que siga la armonía en mi familia, que mis hijos estén bien y sigan luchando por un futuro mejor. Que no me falte un plato en la mesa, una buena taza de café cargado, mi cuaderno y mi pluma.
No tengo grandes ambiciones, continuar disfrutando las pequeñas cosas que la vida me regala, ser fuerte para que los embates del destino no me derriben.
No creo en hadas con varita mágica, ni sueño con imposibles; sé que la vida no da más que lo que vivimos día a día, ya no peleo contra molinos de viento, producto solo de mi imaginación.
Aprecio y valoro a quien se queda conmigo, permaneciendo en el tiempo; no busco nada, conservo lo que se me da sin pedirlo, no corro tras nada, me cansé de buscar lo que no existe; todo es pasajero, todo tiene un tiempo, doy lo mejor de mí, mientras lo tengo, la vida es un camino y, en el trayecto, muchos se sientan o se quedan atrás, hay que seguir caminando, con la vista hacia el frente, sin voltear, el ayer, es pasado muerto, irresucitable, imposible cambiarlo, quedan huecos, queda sin sabor, desgana, cansancio.
Cuidaré lo poco o mucho que me queda, aprendí a ser y dar libertad, cuando la fruta está madura, cae del árbol.
El destino se cumple y al hacerlo, no ha podido arrancarme la sonrisa, gracias a Dios, aún puedo cantar y bailar.
No escondo la mirada, veo de frente, a los ojos, mi corazón es humilde y sincero, pero ya no sufre, late mientras pueda al compás de un sendero que un día se detendrá.

MARIA ERNESTINA TORRES SÁNCHEZ

No hay comentarios:

Publicar un comentario