Me viste llegar a ti
repleto de heridas profundas.
Zurciste cada una de ellas
y
estuviste pendiente hasta que sanaran,
pero no pudiste borrar las cicatrices.
Me permitiste conocer tu lado oscuro.
Te reservaste algunas cosas;
yo también lo hice,
y
por eso no te juzgo.
No debí enamorarme.
Te juro que luché para no hacerlo.
Lo evité lo más que pude...,
aunque esta verdad, duela,
todavía te amo.
Juan C. Pavón -Nicaragua-
No hay comentarios:
Publicar un comentario