Muere lentamente aquel a quien poco a poco
le fueron perdiendo el interés.
Muere lentamente aquel a quien a pesar
de darlo todo no recibió el pago a su amor.
Muere lentamente aquel que creyó que
entregarse por entero, sería valorado.
Muere lentamente aquel que esperó el
momento oportuno para recibir lo deseado.
Muere lentamente aquel que creyó
que con el amor se solucionaba todo.
Y seguirá muriendo lentamente aquel que
espera en la resurrección de un amor.
Este amor será su mortaja y a la tumba
ira a dar y sólo allí será importante
y será una tristeza recordar.
Alberto Recalde Romo -Ecuador-
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