Dos anzuelos enredados
Cual si fueran premonición
Aviso indigesto al pescador
Acaso no comprende, no quiere
Su hambre quiebra sus entendederas
No quiero, no me llames, no…rescatada
Si soy carpa en el sinuoso meandro del río
O escualo entre los escarpados arrecifes
Y ni siquiera jugando entre las líneas invisibles
El céfiro me lleva, me sustenta, cual gavina soy
Mas no me nombres, ni pienses en mí, no anhelo
No busco, ni prevengo al sino, no, ser rescatada
Quizás no llevo tan altivo mi sostén
Parecerá envanecimiento, o jactancia
Pero es más sencillo, simple
Regueros de libertas, y mansedumbre guerrera
Sin arquetipos, ni leyes, ni adormideras
Ni palacios de cristal, ni jaulas de áurico entender
A mí me dejas llorar por las esquinas
Perderme en el interior de mis afectos
Reverdecer en primavera
O medrar tras el plúmbeo aposento del gélido invierno
Y no sientas compasión, mi placidez es así de ruda
Supina bajo el árbol sin esperar manzanas
Escogí la locura por compañera
Vadeemos ciénagas sin comprensión, apiñémonos
Bajo la sombra absolvente de las copas lejanas
Dediquémonos a dejarnos tentar por las pequeñas cosas
Claudiquemos a fanfarrias y clarines, no somos regios
Corra por nuestras entrañas el candor
Y por fuera, por fuera, no más, no más una brisa lenta
Que se regocije cuando planeemos en ella, sin más…
Santiago Pablo Romero -Triguero-
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