CUANDO DESMAYA LA TARDE

Cuando desmaya la tarde,
agonizan mis ojos
Se quiebra mi voz, mis manos tiemblan.
Se alborotan mis ansias.

Se llenan mis pupilas de lágrimas, cual cristalinos rocíos que reposan en cada pétalos de rosas.

Surcan las lágrimas mi rostro, rodando suavemente hasta encontrar mis labios, buscando tus besos.

En mi soledad mi crispado corazón, deja escapar un sollozo. Se queja, abre y cierra las puertas de dolor.

Quizás los crepúsculos, no comprendan mi soledad.
Se deshojan en mis labios cada estrofa, dibujada en poesía. Que al atardecer se expanden como las más tristes melodías.

¡Oh amor mío! Se desmaya la tarde, y me invade un gélido recuerdo.
¡Se pierde en el ocaso la esperanza mía! Y te reclama mi alma.
Suda mi cuerpo, y mis brazos tiesos quedan; sin tus abrazos.

¿En qué tiempo fui perdiendo tu amor?
Dime, ¿en qué momento, y qué viento te arrastró lejos de mí?

En mis somnolientos delirios, se han perdido mis ansias. Naufragando lentamente en el rocío del anochecer.

¡Cuánto te amé y te sigo amando! ¡Oh cuánto dolor quebrando mi pecho!
Ya está en su plenitud la noche, acentuando más y más mi dolor.

Se agita mi pena, mi corazón sufre tu ausencia.
En lo más recóndito de mí ser, súbitamente volvió a mí, tú voz para decirme:
Adiós

Apenas pude contenerme, porque tus besos, los llevo intactos en mis labios
¡Aquí, aquí me tienes ante tanto dolor!
Pregunto ésta noche, a este tortuoso viento que enfría el alma, si en cada noche sin luz, tu amor fue disipando.

Pregunto a cada espacio que dejan las estrellas, si estás cubriendo a otra piel sin merecer.
Apenas invento una mentira al azar, velando la noche sombría, ya olvidé tu sonrisa,
ya me da igual la noche y el día, la fría noche que inunda mi hastío .

Ese frenético látigo que hiere mi piel y sangra mi herida.
¿De qué me sirve la vida, si soy abyecta a tus ojos?
Dile a las diosas que fui primavera en tu vida. Que hoy
ya sólo soy, un otoño y un montón de cenizas.

Nery Ignacia Lopez Cubilla