Dame tu mano, Dios, caminaremos,
Juntos por el camino de la vida.
Serás mi padre, amigo, tierno hermano,
Serás la estrella que mi marcha guía.
Dame tu mano Dios, que hay mucha espina
Y poca luz en la tortuosa senda.
Mas mi temor se irá cuando en la noche
La antorcha de mi fe, tu mano encienda.
No temeré como David decía,
en su salmo bellísimo y eterno.
Tú mi pastor serás, mi dulce guía,
Resplandeciente luz del Santo Fuego.
Teresa López Gariglio -Uruguay-
Publicado en la revista Oriflama 25
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