Modélenme tus manos, alfarero;
si masa inerte soy de gris arcilla,
sé que tu arte enaltece, no mancilla,
a quien a ti se entrega plañidero.
Amásame a tu antojo en el tablero,
dándome consistencia; siempre brilla
con luz propia una idea, aunque sencilla,
para el artista que la vio primero.
Girando el torno, me acaricia el roce
de tus húmedos dedos. Reconoce
mi complexión de barro tu visión.
Vas gestando mi forma primorosa,
y en ánfora elegante, prodigiosa,
me observo ya, tu excelsa creación.
FRANCISCO ÁLVAREZ HIDALGO -In memoriam-
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