Ven.
Necesito tu mirada limpia de mujer
posada sobre mi alma, planeando
sobre mi vida.
Necesito saber que te conoceré,
creer que en tu infierno, en ese incesante
laberinto profundo,
arderé de día en día,
de hora en hora,
de amor y sexo…
Ven.
Que no te llame la oscuridad
sin habérteme llegado, sin haber conocido
mi espíritu sediento
de frases sin decir, de noches despiertas,
de madrugadas incoherentes.
Ven.
Necesito conocer tu rostro,
el color de tus pezones,
la calidad de tu orgasmo y, sobre todo,
tu capacidad de llorar,
viendo un helado derretido
en las manos de un niño triste…
Ven.
Que no digan que te has quedado sola
por mi falta, por mi estúpida manía
de guardar rencor, de no descubrir
que cada persona, que cada mujer
es cada persona…, y es cada mujer…
Por favor:
Ven.
Julio García del Río
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