Éter sujeto al ocaso,
viceversa de vidas que huyen
y se materializan,
sueños absortos,
vida de presagios incontables,
caminos que llegan y se reparten de nuevo.,
desdén y paraje del deseo,
unánime silla de edad y aposento,
pensamiento de un mundo
innumerable
el cual la realidad talla bajo su sombra.
Este río del sustento termina anhelándose.
El universo reverbera con frecuencia,
cenzontle revertido
adonde el sol deja un éter abierto.
Elegidos estamos por causas que me unen
a otras vidas.
Varón del equilibrio esta sería la parábola
que sostiene el recuerdo hasta convertirse en cera y
en ceniza.
En cada esquina del tiempo hay un silencio,
un ende descuidado,
una noche callada y sentada en sus ayeres.
Detrás de ti,
aquel plural pasado lleno de modestia,
el esfuerzo de un presente.
Aunque condenado al desván recibo el imberbe verso.
Deudas que son plural de moradas
van mintiéndome en mi rumor de vejez.
La reunión del recinto, ayer.
Dialogo de olas que tornan a un mar técnico,
a donde palpitan nuevas ideas,
idilio de un comenzar sutil y zurdo.
Mucho tiempo perdurar el vuelo para aquellos
que se sienten libres,
[Pienso] que aquí en mi alma
hay un mapa de siglos inasibles,
el arquitecto de pasiones
y esperanzas,
fosfórico follaje de un pueblo lóbrego
que quiere ver la luz una vez más a su existir.
El ansia y el coraje no tienen que morir, su luz y beldad
se quedan perennes al reflejo.
Belen Aguilar Salas -Costa Rica
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