Soneto erótico.
Mi boca busca al ángel de un resuello
en tu canto de cisne. Cuando llueve,
cuando llora el muñeco de nïeve
y el invierno chorrea por tu cuello;
un triste caracol en el degüello
de las bocas, presiento que se bebe
tu voz. Y muerte dulce –muerte breve-,
la vida se te acaba en un destello.
La inquietud de tus párpados despierta
mi libido. Tu lengua, esas pupilas
tan grandes, esa boca tan abierta;
me gritan: ¡vive! –y vuelas mariposa-;
me gritan: ¡vive! Y, cuando te espabilas,
me hallo encima: ¡y cavándote la fosa!
Antonio Ramos Olmo -ESPAÑA-
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