miércoles, 3 de abril de 2013

NO ES CAPRICHO, LA MUERTE TIENE UN PUNTO


No es capricho, la muerte tiene un punto,
tiene un deber que no debe inquietar,
la madurez del hombre ha de bastar
hasta verse morir, ser su difunto.
Y llegados aquí, yo me pregunto:
¿Importa, cuándo, dónde, en cual altar
dejaremos el sayo para dar
nuestra cáscara amarga y su conjunto?
La muerte llega siempre y no se espera,
no es fácil pues decir: ¡soy preparado!,
al minuto final, desesperado
llega, nos descoloca, falta un grado
para admitir el hacha carnicera;
nunca el momento llega con agrado.

Isabel Díez Serrano. España
Publicado en la revista Oriflama 20

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