No siempre nada para llegar a algún lugar,
los ríos y los mares son como peceras
y no es que importe
cuán resistentes son sus cristales,
podrían romperse con sólo un pestañeo
pero de navegaciones parece estar hecho su traje
entre fiordos perecederos.
Aguarda el delta del león,
su talón de Aquiles,
una sombra renovada cada día.
La República lo mira de reojo,
lo conoce desde hace más de cien años.
Ella lo sabe: Acuña la lógica ecuación de una piedra
busca ser un mamífero alado,
un encantador de serpientes,
con las palmas ya casi rajadas
y en espera de alumbrar
los mares los días
las peceras de su planeta.
Conrado Yasenza
Publicado en la revista Molino Rojo y Fernet
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