AMELIA ARELLANO
(San Luis-Argentina)
Mis palabras, suben volando, mis pensamientos se quedan aquí abajo;
palabras sin pensamientos , nunca llegan al cielo.
William Shakespeare
Todos los días. Todos.
Menos los tiempos de los errantes miedos.
Ella, encierra todas las mujeres, todas.
Hija, madre, esposa. Nona, hermana.
Acaso amante desterrada.
Las que están acá.
Las que quedaron en la patria lejana.
Las que se fueron en esta nueva tierra.
Guarda sus palabras espejadas.
Ella.
Todo sirve.
El baúl de la abuela.
Las cajitas de sándalo.
Un vaso de cristal de camafeo.
Un cántaro de barro.
Mamushkas.
Una concha de nácar.
Una nuez. Una almendra.
Un poliedro de cuarzo.
Un libro. Un corazón.
Los ojos de un infante dormido.
Las desbroza de penas y las guarda.
Luego las saca, claro.
En tiempos de sequía, en hambrunas.
En éxodos. En destierros.
Algunas, vuelven, en amores tardíos.
Pequeñas rosas negras se enredan en su pelo.
Otras, caen como cascadas de golondrinas blancas.
Salen guaguas, con sabor a frutilla.
Buscan la panza de los niños de barro.
Pájaros surgen. Pañuelitos. Pétalos, Lino. Raso.
Dócilmente calman la exaltación del hombre.
-Saben, que el amor es ardor y ternura-
Las más frágiles, caen en barquitos de papel, al mar.
Ella sube, las acuna, les canta, las escucha, las piensa.
Les da vuelo. Aova.
Deposita nuevamente en la arena...y las nace.
En la arena...las nace...
AMELIA ARELLANO -Argentina-
Publicado en la revista Movimiento Internacional de Escritoras
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