¡Es la ciencia de las almas,
que del corazón se te escapa
y se encuentra en tu mirada!
Pido tu palabra, que es más que un ruego,
para no hacer de la tentación un camino
contemplando entre el barro tu silencio.
Andando sobre la tierra con ilusiones,
haciendo de tu palabra gozo y sombras
en un afán distinto al olvido. !Quiero!
Ser una criatura entre un mar de dudas,
donde tu pulso se desboca incontrolado
en arrullos tiernos y ecos en su sitio.
¡Caudal de amor, río sin retorno, entre la bruma,
afán por lo desnudo siendo arcilla o caracola,
estreches bajo las estrellas, alientos y venas!
¡Mirada de fuego y de cristal, suavizando soles,
mientras el ruego enajenable camina con el tú,
nace impetuoso el río y la fuente donde bebes!
Sin prisas, sin contar las horas que se fueron,
anhelando primaveras en tu corazón consentido,
sintió sed tu campo y grita disputando fuente.
Luego, devorando la distancia olvidándote del eco,
empiezas buscando vidas y sentido entre sentidos,
al tener un corazón en flor temblando de ternura.
¡Con amor tiene en la noche tus deberes cumplidos,
al ser una rosa de pétalos perfumados estás viva,
en un mar de estrellas, la inmensidad es infinita!
Rafael Fernández Montesinos -Cádiz-
Publicado en la revista Tántolo 65
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