jueves, 12 de abril de 2012

VIII

Ver que empinas la mirada,
que yergues el cuerpo,
y que de pronto,
los brazos yertos,
atrapan los cirros
y cúmulos que corretean dentro de mi piel.

Y asomada a la noche que son mis augurios,
pestañeas perpleja ante tanta luz,
como si un rebaño de cartas de amor
te abofeteara las mejillas de cera líquida.

GUILLERMO JIMÉNEZ FERNÁNDEZ-Mérida-

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