Soñé ver una lágrima rodar por tu mejilla
por mi ofensa sospechada, que tú creiste así,
y aquella gota débil, pura, inmaculada y cristalina,
como espina clavar mi corazón, en el alma la séntí.
Seguí soñando que , haciéndote caricias,
ciego de pasión y conmovido, imploré tu sonreír.
Dibujándose en tu rostro angelical, dulce sonrisa
en la que mi culpa, tiernamente perdonada, yo leí.
Quedámosnos unidos en el almíbar de un beso...
y así algunos momentos dejamos transcurrir.
¡Qué dulce y qué sabroso resulta el perdonarse
cuando el amor triunfa y vence como nos venciera a ti y a mí!
¡Cuánta amargura o dicha puede traer un sueño!
¡Y qué gran satisfacción, la de por amar, sufrir!
SEBASTIÁN PALOMARES MOLINA-Cortijos Nuevos-
DE FACEBOOK - 6140 - CAMBIÉ FOTO DE PORTADA
Hace 14 horas
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