Cientos y cientos de kilómetros
siempre igual, siempre igual,
monotonía de asfalto en los cristales.
Los carteles informativos pasan y pasan
cambiando sólo los números de la distancia
que falta para finalizar el viaje.
A veces, a lo lejos, aparece un castillo
en lo alto de un cerro, las torres
de una iglesia de un pequeño pueblo
o una zona de descanso donde tomar
un café, un refresco y un bocadillo.
Tras kilómetros y más kilómetros
de monótono asfalto
que cansa la vista
y adormece el pensamiento,
de repente tras una curva
aparece la ciudad de destino
llenando el corazón de alegría
porque pronto nos perderemos
entre casas y gentes
que ansiosas buscan
la belleza de la historia.
JOSÉ LUIS RUBIO
DE FACEBOOK - 5738 - SÉQUITO
Hace 3 horas
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