miércoles, 5 de abril de 2017

TRAVESÍAS


A las calles que forman parte de nuestra existencia. 

Estas calles están clavadas entre sus veredas,
dormidas mientras no regresen las candelas.
Calles que sólo encuentran alivio,
en las avenidas concurridas,
donde las serpientes encantan a los hombres,
y los yuyos seducen a las flores.
Las calles no se doblan sobre sí mismas,
para toparse con sus recuerdos.
Las alcantarillas les devuelven el agua,
para intentar purificar los espejos,
para convertirlos en muecas aladas.
¿Soñará con nuevas pisadas el alquitrán;
y con las madrugadas las baldosas?
Las calles esperan anhelantes
que los colores lleguen a sus lechos,
los suspiros a sus esquinas,
el brillo a sus flechas.
Estas calles, que atesoran sus latidos,
ya no tienen donde escapar,
se topan con los carteles orgullosos,
donde fuimos escribiendo nuestros dogmas.
¿Soñarán las esquinas con suaves pisadas sin espuelas;
y las veredas con un linaje de princesas?
Calles enjauladas
Calles innombradas
Calles repletas de mostradores ahogados
Calles apretujadas en una gota de lágrima
La calle de todos los soles y las lunas
La calle que no olvida la sangre,
ni los dolores al amanecer;
que no encuentra el papel secante,
y llora por las gotas incomprendidas.
Las calles que nunca se olvidarán,
donde soplaron las epifanías.
Calles en un grito de campanas sordas
Calles que por los siglos buscarán sus destinos,
de orquídeas sin mentiras,
de rosas sin espinas.
Calles, sólo calles
Emociones germinando en el pavimento
Claudicando en el movimiento
Salidas, llegadas
Anhelando
El almíbar
Pretendiendo
El regreso.

DANIEL LA GRECA

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