Trato,
de no pensar en ti,
y pienso en ti,
en todo lo que miro.
Trato de no verte,
trato de no buscarte,
y ahí estás,
en mi corazón,
con cada latido.
¿Qué hago,
que voy
a hacer contigo?
Te has apoderado de mí,
te has hecho mi dueña,
con tu amor con tu ternura.
Cierro los ojos,
para no verte,
duermo,
y tu entra
en mis sueños.
Al despertar, el tuyo es,
el primer nombre,
que recuerdo,
y es lo que quiero.
No me muevo.
Me quedo sentado,
frente a mi visión de ti,
por miedo,
a que desaparezca.
Tú frente al espejo,
y me alegro,
porque veo dos,
y a las dos la quiero.
Oh sueño de mi vida,
¿Por qué he sido
premiado,
con tal suerte?
La suerte de tenerte,
de que tú eres mía,
de tener tu amor,
y ni el viento ni el dinero,
pueden cambiar eso.
Me inspiro,
hablo de ti,
en mi poesía,
que tú hace nacer de mí,
como un manantial interminable.
Porque el amor,
que siento,
es verdadero,
porque el amor existe.
Y el tuyo es para mí.
Rafael Pérez
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