Mendicidad de luz bajo los párpados.
La blancura de sus ojos claman.
Tristeza blanca. Circular abismo.
La muerte aprieta como lentes
Molestas en sus córneas.
Vive torturado... por la misericordia.
Misericordia ciega que le abrasa el alma.
En su dormitorio, la única compañía: el sudor
Y filamentos de llanto.
Sin luz tras su túnel. Sin láudano.
Sólo dolor de mercurio, metales y nieve.
Contenidos indicios de grasa impura.
La inexistencia se extiende.
Un silencio de capilares abrasa
Su hueso frontal.
En sus llagas,
Signos de cenizas y humedad.
Sábanas de sombras
Miserables,
Agonizantes.
Su corazón de suturas lleno
Late despacio.
Artificios, por su nariz
Y por sus labios,
Alimentan la desaparición
Horrible y lenta
De la paloma de su alma.
Pedro Jesús Cortés Zafra -Málaga-
sábado, 1 de junio de 2013
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