Se fue en la mañana, en su albor,
con las maletas salió por la puerta
no dijo nada y no dio respuesta,
dejo en soledad a su bello amor.
El amante se quedó con el dolor
con la melancolía que lo azota
y en su noble corazón pernota,
el aspirar de sus besos ¡Qué clamor!
Ella feliz en otros brazos anduviera
y el solo muriéndose a pedazos,
ojala para él, consuelo hubiera.
Reparar su vida hecha retazos
y que su alma nostálgica sonriera
será una tarea de muchos, esfuerzos.
ROBERTO HERNANDEZ ZABALA -COLOMBIA-
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