No me digas nada, si te vas a ir, vete... al corazón con tus palabras necias, ya no lo inquietes... déjame vivir tranquila y al retirarte por favor cierra muy bien esa puerta... que una vez tú mismo abriste cuando llegaste a mí con tus alitas de ángel, rotas...
Las mismas que yo curé cruel ingratitud que ahora eres tú quién paga mal y me las dejas rotas...
Agustin H. Castaneda
No hay comentarios:
Publicar un comentario