Desaprendí de los hombres la locura de la envidia,
el odio, los falsos juicios, la extorsión y la mentira.
La falta de seriedad, la incomprensión, la malicia,
el arte de coronar demonios de infiernos vanos
que dibujan con las manos a fuer de salir airosos.
Pero aprendí que el camino es de un carril nada más
Nadie puede acompañar a tu viento, a tus alas, cuando decides volar.
Y aprendí que "soledad" es la mejor compañía
que vierte de noche y día su consejo sabio y noble si deseas escuchar.
"El albedrío nos dieron desde misterioso lar...
Quien a tu lado camina por ti no va a trabajar".
Carmen Elvira Azparren Caballero
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