martes, 28 de junio de 2016

RESPIRANDO ENTRE LAS SOMBRAS / CUANDO AÚN ÉRAMOS NIÑOS


RESPIRANDO ENTRE LAS SOMBRAS

Mantengo el puño cerrado
y reniego sin piedad
viendo el rostro avinagrado
robando felicidad.

En su cárcel sin ventana
pues me falta claridad,
porque a él le da la gana
de tenerme a voluntad.

Ya no quiero acariciarlo,
mi corazón se me rompe;
no me permito intentarlo,
que hasta el alma me corrompe.

Con gritos rotos, callados,
sordos en realidad,
muchos se lavan las manos.
¡Ay, qué horror de sociedad!

Hay un hilo de esperanza
en mis lamentos de auxilio;
solo me queda añoranza
y en la depresión me exilio.

¡Oh, qué a mí me parta un rayo
en medio de esta tormenta,
no hay príncipes a caballo
ni nadie me tiene en cuenta!

CUANDO AÚN ÉRAMOS NIÑOS

Si yo abanicaba mis pestañas,
mirabas con pícara sonrisa
y yo hacía de brava enfadaba
al quitarte ante mí tu camisa.

¡Hábiles bailando en la verbena
cuántas noches allá en nuestro pueblo:
tú me piropeabas: "tía buena,"
yo con la mirada.. "tío bueno!

Tenías quince años, yo uno menos:
chiquillos con muchas ilusiones
mientras empezamos a querernos
jurando unir nuestros corazones.

Me resistí a toda tu dulzura,
me respetaste pura hasta el alma,
pero sabe Dios, cual tortura
entonces sin estrenar la cama.

¡Cuánta inocencia quedó perdida
sumergida inerte en el pasado!...
¡Cuántos recuerdos viejos de vida
con el encanto algo marchitado!

María Sirena Matrí Mar -ESPAÑA-

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