En lejanía... pero muy cerca de mí
en éste mi rincón,
donde cobijaré tu bello amor,
llegaste como fulgurante rayo,
que deslumbró mi amor
tu bella presencia,
tu suave y murmurante voz
arrancaron a mi vida...
toda esa gran pasión.
Si el cielo se abriera
y desde ahí emergieras
seguro lo estaría...
que a tu encuentro llegaría
para cogerte en mis brazos
y no dejarte partir
y cuando en ellos estés,
tus labios y cuerpo besaré.
Si la locura, es visión de locos desvaríos
creo que tú mi vida, siempre vivirás en mí.
Arrancarte de mi vida,
sería como desgarrar mi propia carne
te pido.... y en mi humildad,
vuelvo a pedir nunca... jamás;
me dejes de amar.
Resabios de una tormenta pasada,
en mis andares son restos....
que tú has borrado de mi piel
sanando viejos encantos,
que en mis desvaríos soñé.
Remedio, sanación,
cura a todos mis males.
Bella mujer... si en algo al cielo tengo que agradecer eres tú; mi bella soñada
a quien en holocaustos ofreceré
como la gran bendición
que el gran creador me otorgó.
Bella amada... sólo te pido:
"No me dejes de amar".
Ignacio Cespedes -República Dominicana-
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