domingo, 1 de mayo de 2016
ROMANCE JUSTO DESPUÉS DE LAS SEIS...
Justo es contar lo que he visto, como lo cuento.
Justo era la hora en que este romance hiciera
su evidencia, su experiencia
sin tantas palabras,
y si más acciones que la elocuencia.
Fue cuando el Sol ya miraba, ya se despedía.
Sus ojos entreabiertos
o por lo absorto en sus pensamientos
o por el afán del pronto encuentro.
Fue en la hora en que el Dios de todos los Soles
se muestra cual enamorado, cual colorido papagayo,
exhibiendo sus mejores galas.
Del amor la antesala.
Cuando en los Cielos, sus mágicas luces destella
pintando encendidos arreboles...
para Ella.
Brotan perlinas gotas de agua salada
producto de la timidez y la mirada acalorada.
En las mejillas rubor y en la frente sudor.
Blanco pañuelo en su diestra mano
inquieta, el sudor enjugaba.
Y Ella, la más Bella, mostrándose iba
desde detrás de la montaña.
Asomándose iba, y sus encantos mostraba.
Y siendo todo a sus pies,
girando el mágico momento
en torno a Ella...
manipulaba con descaro y atrevimiento
su actuar... como si nada fuera con Ella.
Y los vi juntos en el horizonte...
los vi irse de la mano en lontananza...
se fueron prestos, sin demoras y sin tardanza.
Fue un romance justo después de las seis.
ANGEL IGNACIO CHACÓN AQUINO
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