Madre yo no soy la fiera del circo que aparenta dormida.
Tú que conoces todos los instantes del equilibrio
recuérdame el nombre, la fecha de los auxilios. Los accidentes.
Ahora que confundo el hilo de los recuerdos
y el correo niega hasta el último de los mensajes.
Todos los días abro los brazos
como un agujero así de grande
por donde se me escapa un montón de cosas.
Cada uno inventaría sus puentes para saberse loco
mientras yo sólo reclamo una llanura para mis peces atrapados.
Sé que debo luchar.
Perdona mi falta de fe
si en este instante suenan débiles mis palabras.
Si tuviera al menos la incomprensión
pero ni tus súplicas al cielo hacen trampas.
Nadie tiene la culpa,
el mundo no puede cobijar más excepciones.
Vivimos tan llenos de rencor
que ya no quedan simulacros a la venta.
Cada jornada es la página perdida,
no la última de consignas y discursos.
Acosa el hambre, pero aún me sostiene la luz.
Odio al lobo de los cuentos
por cometer errores, enormes, tremendos.
JUAN CALERO -Cuba-
Seleccionado por Claudio Lahaba
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