Desconozco tantas cosas de tu vida
y algunas por evidentes las imagino,
que vienes con vendas por no verme
ni que vea el fulgor de tus ojos libertinos.
Por capricho te entregas a mis brazos
con apariencia de cautiva inocente,
mas prisionero resulto en mi cuarto
condenado a sufrir tu belleza insolente.
Tu no quieres esta noche darme nada
cuerpo y deseos los tienes reservados,
ni siquiera regalarme una última mirada
solo expones la humedad de tus labios.
La oportunidad hace a los ladrones
y he de aprovecharla, aunque confieso,
saber que pronto irás tras otro hombre
por eso al menos te robaré un beso
lo esconderé en lo recóndito del alma
como botín de este doloroso encuentro,
llevarás seguro el secreto a otra cama
ya que jamás delatarás cuanto te quiero.
Ramón Pablo Ayala (Argentina)
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