Mi destino se juega
en un tablero de ajedrez
donde las piezas
de blanco y negro
lucharán por permanecer.
Yo la reina, tú el rey
vestidos de blanco puro
con nuestro
séquito debilitado
de tantas disputas e injurias.
Tu entorno
enemigo oculto
reluciendo el negro ébano
de sus figuras
relucientes, lustrosas.
Airosos, soberbios
seguros de sí mismos
preparan la batalla
en la que se creen
que en la primer movida
ganarán seguro.
Los contrincantes alineados
frente a frente
algunos nerviosos
otros ostentando su poder
se disponen a la contienda.
Mis pobres peones
temblorosos
apenas avanzaban
un paso
fueron sucumbiendo
uno a uno
ante los del adversario.
Y mis pobres caballos
quedaron tendidos
así como mis fieles alfiles.
y las torres
buenos vigías
cayeron rendidas
ante la lid
y solos quedamos
tú y yo, mi rey
para ambos protegernos
de este mal
de esta asechanza
de piezas negras
que nos acosan
y nos persiguen
sin tregua.
Pero nuestro amor
y nuestra unión
nos hacen
inquebrantables
y nos da fuerza
para seguir adelante.
Y escapando de sus garras
con mi astucia
siempre en guardia
fui sorteando
a cada una
y al rey negro llegué
y frente a frente
lo jaqueé.
La destreza
de mis movimientos
con la mente siempre clara
fue persiguiendo
a ese enemigo oscuro
de las amenazantes
acechanzas
de sus jugadores
tan guerreros
pero con nada
de inteligencia.
Y al fin
sin más que decir
jaque mate pronuncié
y el soberano
sus seguidores
se debieron rendir
ante esta dama
que con sutiles
movimientos
logró desbaratar
lo que con argucias
mentiras y juegos sucios
quisieron derrotar
y he logrado hacer
sucumbir a ese
rey obsesivo
para apoderarse
del mío
a quien logré defender
con solo cuatro palabras
jaque mate al rey.
Diana Chedel -Argentina-
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