Languidecen los besos
en racimos mustios e impertinentes,
susceptibles ruegan al surrealismo,
sentidero y desagüe a estanque de sueños.
El pulso se acelera y me suscribo,
suscito provocar reguero de besos
que se vaya derramando como río de sangre
y, me quede el regusto de darlos por vetustos y añejos.
En rehilamiento articulo consonantes
que suenan, vibran en mi paladar,
las arrojo al aire
y su rehilar acaba en eco.
Reimplanto su sabor en mi boca,
reincido en el mismo error del reencuentro,
labios perdidos se reinventan en un mismo deseo,
esquivando la mira, juego equivocado juguemos...
Como esquiroles nos mantenemos,
intento de recuperar el equilibrio,
mas, el cordón umbilical de ellos
se rompió en la umbría de mi pecho...
Coraza y besos muertos,
pasa la vida sin fuerza, sin intensidad...
Los abedules ya no hablan,
sus hojas caducas con los besos lánguidos, desaparecieron...
LOLA WIZNER
No hay comentarios:
Publicar un comentario