martes, 4 de junio de 2013

EN LA MAÑANA

No distingo el mal,
el mar.
No intuyo
quien tantea entre las esquinas.

Como un trance
invento la melodía que quieres sentir.
Quiero engullir con los ojos
quizás,
a la musa
que me asista,
que desgarre la savia,
que roce su piel
con la verdad,
que intente olvidar,
hasta la raíz,
inseparable.
Que incite en la mañana
a una canción
a su canción,
y que en su cabeza
el mal,
sea
mar.

GUILLERMO JIMÉNEZ FERNÁNDEZ -Mérida-

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