Avanzan lenta las manecillas
de los relojes marcando la hora
al hielo que, poco a poco,
inexorablemente ha empezado,
implacable, imperturbable,
a dominar, a conquistar,
cada rincón y a helar todo el espacio.
Nada impedirá la congelación
del universo y la vida
se irá ralentizando
y la supervivencia se complicará
porque los recursos disminuirán
siendo difícil su sustitución.
Todo está consumado.
La tierra es una inmensa
bola de hielo y la vida
es ya sólo un lejano sueño.
JOSÉ LUIS RUBIO
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Hace 18 horas
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