—«Siempre» —dice el maestro— es una palabra que condena la frase a cadena perpetua. Por eso, es preferible no usarla nunca, y así darle a lo que decimos el beneficio de la libertad condicional.
—¿Y «nunca»? —pregunta una alumna.
El profesor reflexiona.
—Esa no hay que emplearla jamás, es una sentencia de muerte.
Ilya Cazés
Publicado en la revista Sea breve, por favor
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Hace 18 horas
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