2856
El envejecimiento es la costumbre
de vivir inactivo. No envejece
quien febril multiplica su tarea.
La ociosidad genera podredumbre
al fondo del cerebro, y entumece
cada fuerza vital que no se emplea.
2857
En este otoño de mis años blancos
miro hacia atrás en paz, sin añoranza,
y al porvenir sin miedo ni ansiedad.
Parques y plazas me sugieren bancos,
mas prosigo a pie firme, en alianza
con el sendero de mi soledad.
2858
El naranjo del patio es generoso.
Le doy agua, y le ofrece a mi reposo
sus globos de oro y su frescor umbrío.
Bajo sus ramas leo hora tras hora,
y junto a mí, sobre la mecedora,
duerme el perro. Y el mundo es todo mío.
2859
Aquí, a lo largo de mi piel, reclina
toda tu longitud, sin atavío.
En ti mi posesión se arremolina,
y por todas tus sendas me extravío.
En esta hora serena, vespertina,
con la noche al llegar, el vocerío
de la gente, al pasar, se va apagando,
mientras tú te me enciendes, suplicando.
2860
Sé que me oía, pero no escuchaba;
érale mi palabra indiferente.
Yo le seguía hablando; y él callaba,
como quien sabe todo. De repente,
se volvió y me miró. Sus ojos eran
grandes, inexpresivos,
y sin saber por qué me desesperan
sus arcanas razones, sus motivos.
Los gatos, se los ama, nos sorprenden,
pero apenas sus dueños los entienden.
FRANCISCO ÁLVAREZ HIDALGO -Los Ángeles-
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Hace 17 horas
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