viernes, 1 de febrero de 2013

RECUERDO ÚNICO


La luz de mi nostalgia hasta tocar las sombras se prolonga...
pero sigues ausente Diosa vestal que habitas el recuerdo
de una quimera marchita. Ahora tu silencio se incendia;
es lava que arde con urgencia por el diapasón de mi voz,
y con avidez felina, tu cintura danza entre las manos;
se hace expresión armónica que te improvisa ausente:
en cada movimiento la noche, presencia muda, nos vigila
y al alba en el corazón queda su frío como legado de escarcha.
Sobre el futuro tengo pendiente esa abdicación de mí
porque a través del litoral de tus labios, arrollador,
un océano de hiel se me desborda y anega lo sentidos:
son náufragos que buscan al poniente la orilla de tu carne.
Igual que un pálpito de inquietud la memoria siempre te regresa;
aquí, donde pájaros de espuma en mi sangre de arrecife
revolotean y desconozco la amplitud exacta de su vuelo.
Eres esa fuerza primigenia que al amanecer llega del sur,
se hace recuerdo único y vuelve a vestir mi piel con agua.
Me trae un río donde aún sobre el costado lloran sus adelfas.
En los temperos de tu cuerpo todo el amor profuso nace
y yo crezco con el ansia adolescente de ese mar que te posee,
cuando en un plenilunio de pasión tu nombre se desnuda
y en mi universo carnal como encelado amante se sumerge.

Rafael Bueno Novoa -Leioa (Vizcaya)-
Publicado en la revista Tántalo 65

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