Regálame tu espalda.
Quiero verla inaugurar su exilio derribado.
Quiero verla marcharse de mis sueños,
sin huellas, sin cordeles, sin guijarros, por los dédalos mudos del poniente.
Regálame tu espalda,
te lo ruego.
Vuelve a tus calendarios ordenados,
a tus hipocresías enfermizas, a tu anónima bruma, a tus insomnios,
para nunca y jamás y para siempre.
Quita de mí tu gesto compasivo.
No te engañen mis ojos de naufragio ni te fascine su árida desdicha ni mis manos desiertas de palomas, con su temblor de tréboles silvestres.
Antes de ti, la vida ha acribillado mis murallas, mis fiebres, mis ternuras,
con secos proyectiles implacables,
pero he restablecido los andamios y erguido fortalezas transparentes.
Porque soy luchadora empedernida,
porque nací del vientre alucinado donde expiran las frágiles corolas bajo navajas de impiedad tajante,
donde no hay esperanzas ni vertientes,
donde extienden las zarzas sus espinas
y el cardo y el abrojo y las ortigas fundan su identidad de barricada,
donde - por ley escrita en las arenas -
sólo se gestan los sobrevivientes.
Del libro A espaldas del silencio de
NORMA SEGADES-MANIAS
Publicado en la Editorial Alebrijes
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