¿Quién me mandaría a mí apuntarme a este juego de mierda?
Ya no importa. En cuestión de minutos estaré muerto y nada de lo que pueda decir al respecto influirá en el curso de los acontecimientos.
Dios, duele demasiado. No sabía que el cuerpo humano pudiese soportar tanto, pero sinceramente era más feliz antes de descubrirlo por mí mismo. Fue demasiado rápido y no lo vi venir. Una auténtica lástima, caer en la trampa de un descerebrado cualquiera después de haber escapado con éxito de aquellas partidas de caza que, entre otros participantes, se cobraron la vida de mi querida Tabitha. Tabitha, santo cielo, ¿cómo pude animarte a formar parte de todo esto? Ahora ya no puedo hacer nada por ti, salvo lamentar mi insensatez y desear que la locura en la que me hallo inmerso acabe cuanto antes. Mi siniestra empuña la pistola que sólo alberga tres o cuatro proyectiles en la recámara, mientras que con la mano derecha trato en vano de hacer presión sobre la herida que aparece dibujada en el abdomen, por la que asoman mis intestinos. Qué curioso, nunca pensé que tendrían esa tonalidad cerúlea. Oigo los pasos.
Son demasiados, aunque ello carece por completo de importancia. El corte del estómago es mortal y, si
pese a ello no fuera así, de todos modos me resultaría imposible seguir ofreciendo resistencia en este
estado. Pensándolo con detenimiento, podría usar una de las balas que me quedan para poner punto y final a mi agonía, pero no, no les daré esa satisfacción, no después de haber llegado hasta aquí.
Querían un espectáculo por todo lo alto, y eso es justo lo que voy a brindarles. Para ello, haré uso del
cartucho de dinamita que llevo encima que, con la ayuda de una simple cerilla, convertirá este almacén de productos químicos en un auténtico polvorín. Fuegos artificiales con lo que me cobraré una especie de venganza contra mis perseguidores. Cuando caiga el telón, seré yo el que ría el último, como protagonista único de la función. Me iré de este mundo llevándome a todo aquel que pueda conmigo. Espero que el público esté disfrutando de lo lindo, porque yo desde luego voy a pasármelo en grande...
Basado en la novela El Perseguido de Richard Bachman a.k.a Stephen King.
Israel Santamaría Canales (España)
Publicado en la revista Minatura 123
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