RELATO CORTO

Hombres de Negro

Una luz cegó tus ojos. Corres sin pensar. El instinto te hace ver el portón desvencijado, entrada al tétrico cementerio del pueblo. El cansancio consume las ganas de seguir. Quedas tendido en un bosque de lápidas, de lo que fuiste consciente un día después. Avanzas como zombi. Restriegas los ojos ávidos de conocimientos. A la distancia observas unos chicos parados frente a una tienda. Caminas hacia a ellos, que salen despavoridos al ver un desconocido recién caído del cielo. Mueves los labios con incredulidad, rodeas el establecimiento hasta dar con una ventana. Ya tienes donde pasar la noche.
Un ruido envolvente me aturde. Un carrusel multicolor es la causa, las voces lo indican. La canción parece de los tiempos de la gran explosión. Es un artefacto giratorio movido por la química del vapor. En el museo unas láminas de plasma lo exhiben con sus ruedas dentadas y la melodía impresa en un tambor metálico. Inquieto, cierro los ojos. Los abro. Incorporo las extremidades y me desplazo. Me paso las manos por el pelo… Dejo de contener la respiración y me percato de su presencia. Camino hacia ella, es una silla victoriana. La toco, me siento hasta suponer que no quedan clientes, como nada en mi estómago desde la última píldora nutritiva.
Súbitamente escuchas un ruido en el traspatio. Quieres salir, desiste. Al inicio no distingues, luego intuyes. Parado junto a una pila de leños un cuerpo gira la cabeza... Tiene que ser uno de ellos, escupes sin pensar. El capote cubre su rostro. Es una sombra que rastrea su cuerpo. Con los nervios de punta mueves un pie, el otro. Sigilosamente llegas hasta la pared.
Llueve, los destellos dejan todo al descubierto. No pienso en nada, mas veo la figura del capote, el susurro del hule en movimiento, el crujir de la madera que atraviesa el umbral de la ventana. Viene por mí. Corro. De pronto la luz. Me apresuro, se desvanece el túnel del tiempo y el espacio. Desciendo abruptamente. Y de nuevo estoy ante la ley.

Francis Santos(República Dominica)
Publicado en la revista digital Minatura 116