Noche he tejido la esperanza
con la tibieza de mi mano sobre tu alma.
Noche olvide mi rostro en la pasión de las palabras.
Noche respiré despacito, despacito.
Escucha.
Mi corazón hoy actúa con el canto de su voz.
¡Madre, ahora que soy madre!
Comprendo que mis hijos van delante de mí
y no puedo alcanzarlos.
SARA GRACIELA OVEJERO -ARGENTINA-
Publicado en la revista Estrellas Poéticas 47
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