“Tibiamente los años nos descubren
que nada existe ya sin tu sudor y el mío”.
(Luis García Montero)
Es el tiempo campana que enmudece
día a día. Sus ecos cotidianos
ruedan por barranqueras y altiplanos,
donde el silencio al cabo prevalece.
Se funde en torno mío, o palidece,
la turba de hambres, sábanas y manos
que integraron mi historia, y los arcanos
misterios de un ayer que languidece.
Carece de sentido o relevancia
cuanto quedó clavado en la distancia
de memoria, de tiempo, de lugar.
Tus escrituras son las mías propias,
quemando, por inútiles, las copias
que no tiene sentido conservar.
FRANCISCO ÁLVAREZ HIDALGO-Los Angeles-
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Hace 11 horas
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