Mi pequeño de corazón tierno
toma aliento ante las reglas que te imponen
de aquellas voces en susurros de amor,
con sabor agridulce a crecimiento.
Imponiéndote desniveladas enseñanzas
en la senda de cuerda inestable
creyendo ir en carrera contra el tiempo
presionan el encumbrar a tus alas
para crecer antes de tu real vuelo.
Perdona la ignorancia de los viejos
con tinta de padres en normas
de abuelos de prisma diferente
quienes soltamos reglas de cuatro paredes
ante la sociedad que en rigor
busca sometimiento sin aliento.
Qué tanto daño haremos a tu plumaje
sí en la cojera mental navegamos,
imponiendo razones al céfiro
sin querer quitamos brillo de tus alerones.
Aplicando reglas con cariño y rigidez
hacemos, tu luz se amolde a la colectividad
y ahora como adultos el arcoíris lloramos.
Sandra Méndez -Guatemala-
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