domingo, 14 de junio de 2020

ALMA VENTUROSA


Al promediar la tarde de aquel día,
cuando iba mi habitual adiós a darte,
fue una vaga congoja de dejarte
lo que me hizo saber que te quería.

Tu alma, sin comprenderlo, ya sabía...
con tu rubor me ilumino al hablarte,
y al separarnos te pusiste aparte
del grupo, amedrentada todavía.

Fue silencio y temblor nuestra sorpresa,
mas ya la plenitud de la promesa
nos infundía un jubilo tan blando,

que nuestros labios suspiraron quedos...
y tu alma estremecíase en tus dedos
como si se estuviera deshojando.

LEOPOLDO LUGONES
Compartido por María Itza

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