sábado, 8 de abril de 2017

PARA RETRATAR A MI MADRE


Fue una dulce matrona de conspicuos pudores,
un millón de rosarios, catecismos y opúsculos,
que condujo mi infancia, de rosados crepúsculos,
entre breves ternuras y cristianos ardores.

Sus virtudes forjaron conventuales rigores,
transformó sacrificios en empeños minúsculos,
y una fina pericia puso, a falta de músculos,
su endeblez a cubierto de mundanos dolores.

No royó la pobreza los estoicos cimientos
de su austero palacio de piedad y recato,
ni su fe vulneraron los más grandes momentos.

Fue severo su gesto y apacible su trato,
no aduló a los más grandes ni humilló a los pequeños
y entre eternos deberes se olvidó de sus sueños...

Raúl Alberto Rossi -Argentina-
Publicado en el blog deliteraturayalgomas

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