La infantil premura, nube arisca,
vaga en la sangre con calor,
en la piel es brisa, es ventisca,
y entre la carne incesante rubor.
La adolescencia salta como liebre,
y corre la ilusión como huracán,
el cambio se suscita con la fiebre,
y en el alma es carnaval y afán,
La carrera se inicia desbocada,
cuando se nace con ávida premura,
se enciende la vida sin parada.
Se ilusiona el camino en la locura,
como magia procaz, alucinante alborada,
y se camina con prisa en la espesura.
JOSÉ VICENTE CASTRO ROMERO -COLOMBIA-
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