viernes, 23 de octubre de 2015

LOS NIÑOS Y EL TEMPLO


(Reflexión dominical)

Ésta es una hermosa historia que contome un amigo mío que trabajaba como vigilante en un Templo.

Mi amigo, custodió del templo, relató así su propia experiencia:
"Dos niños llegaron muy temprano por la mañana a la puerta del templo, el más pequeño de ellos iba montado en un carrito, a los que conocemos como boogue.

El mayor de unos siete años lo conducía y se encargaba de cuidarlo. Entonces el niño mayor acercándose a mi, dijo:
"Hoy es el cumpleaños de Joseph, cumple dos años y queremos saber si puede darnos permiso para entrar al templo un momento"

El guardián del templo, ante tanta dulzura, ternura y encanto y además intrigado por el inusual acontecimiento, no se pudo resistir y les abrió la puerta inmediatamente.

Luego, en reverente silencio les siguió hasta la torre donde dice: SANTIDAD AL SEÑOR.

Allí, luego de ayudar a bajar del cochecito a su hermanito, emocionado, solemnemente levantó en alto a su hermanito, he hizo que pusiera sus dos manitas en la pared y le dijo:
"Joseph, este es un día muy especial e importante en tu vida, de ahora en adelante, quiero que siempre lo recuerdes y nunca lo olvides, que cuando cumpliste dos años, tocaste con tus manos, LA CASA DEL SEÑOR"
Moraleja:
"Lo bueno que se aprende temprano en la vida, queda grabado en nuestra memoria para siempre."

A cuidar a nuestros pequeños y enseñarles valores, como el amor a Dios y el respeto por lo sagrado y por la vida.

George Rivas Urquiza -Perú-

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