LEÑA HÚMEDA

La leña vieja y seca, arde
con una chispa de fuego.
Mis labios de enamorada,
a penas con quince años,
eran siempre fuego ardiente,
cuando tú los besabas...
A escondidas, a hurtadillas,
bajo farolas nocturnas,
regresando del colegio,
en aquellos días de estudio
de inviernos muy fríos.
Esperando llegar a crecer
para poder amar de verdad.
Y luego... un poco después,
ya no ardía aquel fuego,
tierno inocente y colegial,
como prendía la leña reseca.
Pues se mojó con el agua,
de mil lágrimas vertidas.
Hace mucho ya olvidadas,
en esa vida ya adulta, madura,
sin escuelas ni besos ni futuro.
El sueño ya terminó hace mucho.
La leña estaba muy húmeda
y ya no volvió a prender...

MARÍA LUISA HERAS VÁZQUEZ -Barcelona-