lunes, 2 de marzo de 2015

POR TI


Viajé navegando la noche
al fluir de la corriente
por el largo río de la vida,
cavilando como olvidar
los días en que las rosas
no tuvieron espinas.
Navegué como siempre
lejos de los mares de asfalto,
surcando ríos de sueños
océanos de estrellas,
hasta quedar mi nave
varada entre robledales
y altas cimas nevadas.
Nunca pude imaginar
que estas gélidas tierras
serían, mi último apeadero.
Esa parada tuvo razones,
unos ojos de verde jade
que golpearon como golpea
un martillo sobre el yunque,
de un yermo corazón.
Por ellos cambié la belleza
de un mar de tempestades
y mareas encalmadas.
Por bosques donde transito
por los caminos del agua
y senderos de silencio.
Cambié el fragor de las olas
por la salmodia del viento,
el canto de los rompeolas
por los sonidos corales
de claros y límpidos ríos
que claman rumorosos
en el curso descendente
de saltos y torrentes.
Permuté arenosas orillas
por las empinadas laderas
de las cumbres nevadas
de esta agreste cordillera.
Fue esa salvaje belleza
y tus seductores ojos
fascinantes esmeraldas,
los que tuvieron la culpa
o quizás, ese era mi sino
que fuese esta la última
estación de mi destino.

Paco Lainez Garcia

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