Como suceden los días
uno a uno ligeros
el sol calienta la mañana
la luna alumbra la noche.
Pero yo estoy sumergida
en un abismo nocturno
sin luz, opaco, ennegrecido
desde que tú me faltas.
Ya todo parece lo mismo
horas y horas
taciturna con mi tristeza
que ha invadido mi alma.
Callada, sentida, enajenada
acurrucada en lamentos
y en los recuerdos
que mi mente evoca.
Las garras de la muerte
me buscan sigilosamente
quieren apoderarse
de mi cuerpo inerte.
Pero mi espíritu
sigue aferrado a él
y mi corazón a ti
y no la deja tocarme.
Deshojada mi vida
deshojada por tu lejanía
deshojada por tu ida
está a la merced de la parca.
Esas negras manos
se acercan, me acosan
esperando que mi melancolía
me arrastre a lo profundo.
Pero tu amor
aún me protege
y desde un rincón lejano
escucho tu voz que a gritos
me repite y repite
no te rindas mi amor
yo volveré a ti
y nadie te llevará consigo.
Diana Chedel -Argentina-
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