Regresar cuando te has ido no es fácil,
la vida se lía, se enreda,
la edad, la distancia y el olvido
van creando el dique del no regreso.
Sueñas con tu otra vida,
con el otro horario,
con ese que naciste,
late y fluye tu sangre.
Al ritmo de ese reloj
que marca tus horas y días,
las semanas se hacen meses,
eternos años que decapitan la vida…
Vida de tu piel
llena de surcos,
los parpados se caen
y languidecen con cada tarde…
Las alas polvorientas de los pies
ya no vuelan,
caminan a saltitos,
las largas distancias hace tiempo se desvanecieron…
El corazón marca su tic-tac
colapsado de tanta cicatriz,
ya no piensa, no duda,
solo se mantiene vivo en constantes lentas…
Intentos de acaparar todo lo
contenido en esta vida,
ahora, cuando volver o no, da lo mismo…
Cuando maduras hasta el punto
de saber que no es el lugar,
qué este da lo mismo…
Cuando te abres sin reservas a la vida,
cuando en tu pecho hay para todo cabida…
Cae la noche y te sitúa en un túnel oscuro
y vacío, y allá al final se hace la luz
que ilumina toda tu vida y se abre
el camino a casa… siempre a casa…
LOLA WIZNER
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