lunes, 26 de mayo de 2014

LA HERIDA MÁS PROFUNDA


“Debemos inquietarnos por curar las simientes,
por vendar corazones y escribir el poema
que a todos contagie”
Gloria Fuertes

Una hermosa niña
con tarjetitas de colores en las manos
se refleja en las vidrieras de las tiendas
y los espejos de los autos;
ofrece una sonrisa y una tarjetita
a cambio de muy poco, por nada,
por unos centavos.

En su casa, la mesa está vacía.

Un niño, también hermoso,
recorre los andenes y veredas,
las calles y semáforos,
ofrece malabares mal ejecutados
a cambio de muy poco, por nada,
por un gesto de aprobación,
por unos centavos.

En su casa, la casa está vacía.

Ambos conocen la indiferencia y el rechazo,
ambos conocen la respuesta de tu espalda
y de tanta gente la mirada arrogante;
esos niños son otra herida,
una herida constante
-la más profunda-
de esta Patria Sangrante.

Pero no es, a fin de cuentas,
tu compasión lo que pretenden,
ni tu horror, ni tu desmayo,
pues tal vez ellos sean más fuertes,
más intrépidos, más valientes
que usted,
que usted y el Cordero Lobo que le escribe.

Juan Ramón Ortiz Galeano -Argentina-
Publicado en la revista La Náusea

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